12.2.06

LA VENTAJA DE SER ESPAÑOL

Considerado el mundo desde la paranoia como realidad, ser español es una gran ventaja: en España casi todo acaba devorado por la paranoia y no hay español que no desee la oportunidad de echar a alguien la culpa de lo que le sucede. Es más cómoda la conjura que la inutilidad; más oportuna la conspiración que sospechar que el mundo no funciona como uno se imagina.

¿Acaso no podemos echar las culpas a alguien? Sí, podemos, pero, ¿de qué? De todo, hombre de Dios, de todo. Se trata de gentes que han elegido como profesión cargar con las sospechas y tienen un sueldo para eso y para más. Asumen que sus cargos despiertan malentendidos y cargan con su cruz, como todos en este mundo. Elija entre estos, de momento:



¿Qué otros conseguirían que sonara su teléfono a hueco cuando recibe una llamada? ¿Quiénes podrían lograr que la calle se le llene de gentes pintorescas con cara de navaja? ¿Quiénes podrían hacer que en Cataluña toque siempre el Gordo y que en el reino de Valencia no llueva? Estas y otras muchas cosas necesitan explicación, y los que ve en efigie arriba saben sin duda más que usted de la capa de ozono, del calentamiento, de las especies que desaparecen, de las órdenes secretas, de las logias, de María de Magdala, del Triángulo de las Bermudas y de por qué algunos sobres le llegan abiertos.

Si está seguro de que el mundo conspira contra usted, no dude que ellos tienen algo que ver. Sea un paranoico ordenado y, en primer lugar, busque a los responsables generales de cuanto sucede en España. Pasemos luego a los particulares, a sus alcaldes, concejales, guardias, bomberos y vecinos. Le diremos cómo desenmascararlos y qué es lo que buscan haciéndole la vida imposible. Saldrá de este curso con una Paranoia de campeón, casi como la de los norteamericanos que creen que todos les odian por serlo, o los europeos, que se sienten vigilados por los Norteamericanos.

Ya verá como consigue ser un perfecto inútil asustadizo que sospechará hasta de su médico de cabecera, de su hijo, de su mujer y del director de su periódico preferido. Conseguirá obsesionarse por ellos sin ningún esfuerzo. Y será infeliz como ahora, pero sabiendo que usted no tiene la culpa.