17.4.06

EL BUCLE REPUBLICANO

LA INEFABLE DEMAGOGIA

Los rectores de Trapisonda, en conciliábulo secreto y tras echar un vistazo a las covachuelas del Alcázar de los Austrias, se preguntan sobre si deben o no abrir una investigación sobre lo que siente un liberal vivo sumido en el miedo y el estropicio público. Si el liberal vivo es un liberal instruido, sólo tiene dos opciones: o negar la evidencia de los ojos y de los oídos, o escurrir el bulto.

Parece que, salvo los más ignorantones del comunismo, nadie se ha creído la perifrástica republicana menos los liberales que hoy forman la corona del PP, o sea, la cabeza rectora de un electorado no liberal, traicionado una y otra vez por los candidatos que vota. La mala visión del mundo de los liberales ha hecho que la derecha normal cargue de nuevo con el socialismo, que viene recrecido y cachondón, enseñando la República para susto de liberalitos y atragantamiento de napoleonchus.

Es que no pueden dejar de hablar de la II República, como los comunistas de toda la vida y el señor Zapatero, que ha alcanzado sus objetivos propagandísticos y hasta los psicológicos: sabido es que hay una regla de hojalata: cuantos más liberalotes, más rojazos hay, proporción directa causada por las leyes de la evolución: La abundancia de bóvidos aumenta la población de hienas. Pero, mientras, los liberales –y el ABC- tratan de sacudirse las responsabilidades y deciden, por ejemplo, que la fractura de España se inició en la guerra y con Franco; no en la Francesada y la liberal Constitución de Cádiz o en los forcejeos entre Fernando VII y los inocentes liberales. Si serán solapados que hasta han entregado al marxismo zapateril a la heroína liberal de toda la vida: Mariana Pineda.

Se copian, como muestra, algunos fragmentos de la columna de D. Ignacio Camacho, buen escritor y agudo articulista que, sin embargo, llueve sobre mojado: no quiere entrar seriamente en el asunto de las dos Españas y de su lejano nacimiento. O sea, el mejor modo de no llegar a resolver nunca el problema.

«EL BUCLE REPUBLICANO
(abc)
MUCHAS de las imágenes que han salido en las procesiones de esta Semana Santa fueron reconstruidas o hechas de nuevo en los años 30 y 40 porgue los templos que las albergaban padecieron en mayo del 31 la íntolerancia religiosa de ciertas turbas ante la pasividad de las autoridades republicanas. No por conocido el episodio debe dejar de recordarse entre otros muchos, de distinto signo, que sacudieron el ahora idealizado clima civil [¿Qué clima? ¡Chaparrón!] de la República hasta desembocar en una tragedia que venía planteándose tras la concienzuda fractura nacional en dos bandos abocados al exterminio mutuo...

...Celebrar el sueño republicano con la nostalgia retroactiva de un bucle melancólico, como ha hecho esta semana la izquierda española, es un ejercicio de ignorancia histórica que procede de una deliberada miopía de sesgo ideológico…..

…Basta para comprender que la II República fue un fracaso colectivo en el que naufragaron todos los viejos demonios de nuestra memoria, que arrollaron a los siempre minoritarios espíritus de la moderación ilustrada para acabar en un bárbaro baño de sangre muy a la medida de nuestra tradición cainita. Fracasó el republicanismo burgués porque no pudo detener el maximalismo revolucionario; fracasó el socialismo porque al prender la hoguera de Asturias, como reacción a la victoria electoral de Lerroux y Gil Robles, acabó con la posibilidad de una alternancia democrática y puso la simiente de la guerra; y fracasó la derecha parque no supo sustraerse a la tentación recurrente del golpismo. Entre todos la mataron y ella sólita se murió, dejando un ideal destruido [mejor un fanatismo de cuidado] y una herida insalvable qué agravó la victoria de Franco [¿Por qué? Sólo es el “Palo a Franco" obligatorio]. Y negarse a entender esa frustración o reinterpretarla desde la actualidad constituye un error que puede lastrar seriamente el futuro de la convivencia.

[La pelotilla final, también obligatoria] Ciertos sectores de la moderna izquierda—representados por el presidente Zapatero—parecen incómodos con el hecho incontestable de que gran parte del ideal republicano haya acabado lográndose en España bajo la monarquía restaurada de Don Juan Carlos, al calor de un pacto de concordia construido en la Transición a base de tener muy presentes las causas del anterior descalabro. Y eso es lo que ha hecho posible, 70 años después, con una profunda y exitosa reforma del tejido social, económico, cultural y político, la nación democrática que soñaron los republicanos, paradójicamente coronada por un Rey constitucionaL La Historia tiene a veces estos guiños traviesos, pero tiende a complicarse cuando no se acepta su veredicto supremo….»

No será verdad, pero este rector cree entender que don Ignacio supone, lleno de perspicacia, que nuestra democracia ha llegado a ser la democracia que soñaron los buenos republicanos. Y aquí paz y después gloria. No es bueno enfangarse en estos asuntos pretendiendo arrimar el ascua a su sardina y a su sardana y decir con alegría que aquella fue una democracia idealista que ya ha llegado a su destino, lo que equivale a proclamar que nuestra democracia loada ha retrocedido felizmente setenta y cinco años y andamos ya preparándonos para la bonita quema de conventos de Mayo.

Se entiende que la intención del artículo es quitar hierro y razones a toda esta chapuza republicana de Zapatero. La mente, que gasta jugarretas, ha aconsejado al escritor decir «pero adónde vais, rojillos, si ya hemos llegado a vuestro ideal republicano, pero con un bonito rey». Calcula que los zapateros se asombrarán al quedarse sin argumentos y, desolados, tararearán la marcha real, vigente hasta el 13 de abril de 1931.

El articulista es un hombre culto e inteligente, de modo que no puede pensar eso que dice; no puede creer que su labor de aliño va a ser tomada en consideración por socialistas y comunistas. No puede ni considerar que con unas razones traídas por los pelos se va a aplacar el espíritu de los nuevos bárbaros. O sea que a quien quiere tranquilizar es a la clientela de la derecha que lleva treinta años viendo como, de voto en voto, va acercándose la jarana de la III República. Y sufre mientras alborotan los alborotadores alborotados por el buen Zapatero que muestra, una vez más, la superioridad absoluta en la propaganda y la facilidad con que los liberales caen en la trampa y persiguen el conejo.

Mientras, claro está, se ha bajado la presión sobre el catalanismo, que ése sí es de hoy y que ése sí está fracturando España. Con las buenas cabezas que tiene, qué poco razona nuestra derecha: el halconero hace girar el señuelo en la caza de altanería, el poco deportista hace cantar al perdigacho, y allá que va la derecha en pleno haciendo sonar el cascabel de la pihuela, aceptando el engaño y multiplicando el efecto de unas pocas palabras necias y zapateras.

Quede, pese a todo, la constancia de que a mentir nadie ganará al socialismo. No hay que ir hacia donde señala, pase lo que pase. Y no hay que consentir en la especie que tanto corre estos días: Que ya tenemos aquí la vieja república, culta, social, rica y decente, sólo que con un rey que es, claro está, “un buen republicano”. Decir eso es una chapuza que enfanga los mejores sesos.

El Rector Asombroso.

2 Comments:

At 8:39 p. m., Blogger Miguel P said...

¡Qué sorpresa!.
Esta Semana Santa, en Cartagena (que ha sido rfeconocida como de interés turístico internacional)se ha comentado que muchas imágenes, casi todas del insigne Salcillo, "se quemaron", o "desaparecieron" durante la Guerra Civil, mientra que algunos retrógrados afirman que fueron alevosamente destruidas por las hordas marxistas.
¡¡¡Qué falta de talante!!!
Calero

 
At 8:42 p. m., Blogger Miguel P said...

Querido Calero:
Tengo noticias de que a las tallas de Salcillo les entró la carcoma y tuvieron que ser sacrificadas para que no sufrieran. También tengo entendido que la bendita II República prohibió la Semana Santa y, claro, si las imágenes no iban a tener utilidad, pues eso: carcoma y fuego.
Rector Archirrepámpano

 

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