CALDERA DE PEDRO BOTERO
Este es Caldera y no Pedro Botero. Carece de Oposición adecuada para el cargo.El ministro de Trabajo se une al tumulto y tiene preparada una ley que elimine las pensiones de viudedad. Una más de las incautaciones de dineros que se han pagado de sobra durante la vida activa de los fallecidos.
Es una lástima que se analice tan mal –y tan calladamente- la técnica informativa del socialismo, antediluviano en todo menos en el manejo de la información. El socialcomunismo es la confabulación de los descontentos. No de los normales, no, sino de los descontentos resentidos. Sabe cómo darles un uso no sanguinario –de momento- y, al carecer de pudor respecto a la verdad, sabe colocar las mentiras que considera necesarias en lugares preeminentes.
Bien cierto es que, en las manos socialistas, todo se vuelve falso, ya de uso, ya de abuso. Les funcionan perfectamente esos torpes diagnósticos de “Calumnia, que algo queda”, equivalente al “Miente, que algo queda”. No se trata de negar nada sino de incluir mentiras entre las verdades de modo que todo el sistema intelectual de una nación se convierta en una Terra Incógnita donde conocer lo real es en una empresa imposible.
MÉTODOS
La Universidad de Trapisonda, con esfuerzo, está haciendo un documentado análisis del método informativo con que el socialcomunismo lleva ciento cincuenta años aplastando al universo mundo y borrando cualquier traza de conocimiento de la verdad. Método que en España lleva demasiado causando estragos, especialmente porque nadie lo combate con la eficacia necesaria. Desarticularlo y hacerlo inviable es sencillo: basta con revelarlo e invitar a la gente a que encaje en él todas las informaciones que reciba ya del gobierno, ya del PSOE, ya de las sectas comunistas.
El socialismo y sus asociados no se defienden de las acusaciones, ni mucho menos si son verdaderas y documentadas: Las dan por no oídas. No las repiten para desmontarlas. Contraatacan con una serie de piezas fijas de su oratoria: La guerra del Irak (aunque siga enviando contingentes el mismo día para la de Afganistán); el Prestige, el batasuno PP (mientras parlamenta con los batasunos)… Crea, mediante la insistencia, lugares comunes a los que referirse como elementos de descalificación, y no siente ningún rubor por repetirse las veces que sea necesario. O sea, no va a remolque de la actualidad ni de lo que digan otros. Fabrica esa actualidad a su medida.
El socialcomunismo sabe muy bien que el público de los medios de comunicación es olvidadizo. No retiene ni argumentos ni frases ingeniosas. Ni siquiera noticias, que el gobierno puede desdecir al día siguiente sin que nadie se percate apenas ni escarmiente con estos cambios súbitos de la verdad y de la ideología. Sabe de sobra que, cuanto más gorda, mejor se recuerda la mentira hasta que, de repetición en repetición, se la equipara a la verdad. ¡Cómo se recordaría si alguna prensa o TV dijera que Zapatero va a divorciarse para casarse con otro señor! Será muy legal, sí, pero…
Sabe que lo que no se repite a menudo, se olvida. Como si no se hubiera dicho; como si no hubiera existido. Sabe que cualquier cosa que no se haya repetido lo suficiente, podrá ser negada antes de un año. Como sabe que la información masiva –la habitual en televisiones y radio y prensa- convierte en masa a los hombres sin necesidad de reunirlos en mítines o manifestaciones. Y el hombre masa es definitivamente crédulo, elemental, y se entrega a la pasión, generalmente baja, antes que a la razón. Con las masas no se razona: basta con arrearlas hacia una dirección oportuna, como el “sitio” a que se sometieron las sedes del PP el día de “reflexión” preelectoral.
La información triunfante del socialismo se basa, pues, en los tópicos que él mismo ha creado y condensado en meros substantivos o adjetivos: fascista, capital, Prestige, PP violento, derecha intolerante, iglesia oscurantista y devoradora de criterios, Estados Unidos, Bush… Si el lector necesita saber algunos más, no tiene sino escuchar al especialista señor Pepe Blanco o abismarse en la mente, nobel del camelo, del ministro Rubalcaba, patrón de espías y soplones, y espía él.
Pese a lo que se suele afirmar, el socialcomunismo no abre nuevos frentes. Mantiene vigentes tópicos antiguos y se atiene a ellos y a su repetición. ¿Alguien se queja de tanto envío de fuerzas al Afaganistán? Pues la “foto de las Azones” y la guerra del Irak: con eso ya tiene todo dicho, incluidas las mayores descalificaciones. ¿Alguien se cansa de tanto fervorín republicano? Fraga y su bañador y las bombas de Palomares al canto, o los cementerios clandestinos de víctimas del fascismo, que se dan por encontrados pero que no lo han sido porque no existen.
Lo que no se repite puede ser negado al día siguiente. Y se niega con desparpajo. El principio general se basa en algo sencillísimo: acusar al rival o al enemigo de lo que se es. Uno miente, pues llama mentirosos a los demás. Uno distrae dinero, pues llama ladrones a los otros. Uno es intolerante, pues los intolerantes son “ellos”. No falla, como tampoco lo hace ser gobierno y, a la vez, la oposición actual al gobierno de Aznar, a la monarquía de Alfonso XIII y al nazismo de Hitler.
Por todas estas consideraciones y por muchas más que no se citan en tan reducido espacio, Trapisonda recomienda la insistencia descarada. Ahora –y siempre- hay asuntos más que ponzoñosos que se olvidarán si no se mantienen vivos. Quizá valga la pena recomendar dos que apenas si aparecieron y desaparecieron en los medios de comunicación: la sentencia por detención ilegal, que involucra a Bono que mintió y al sistema todo cuando el fiscal, lejos de acusar como es su deber, defiende a los policías que detuvieron si razón y que están relacionados con las mochilas perdidas el 11-M y, quizá, con la información privilegiada que recibía el PSOE en la oposición antes que el gobierno “legítimo” del momento. Es asunto que, si llegan a conocerlo todos los españoles, será una bonita y permanente acusación para Zaparrubalcaba, por así decir.
El otro asunto que necesita luz y taquígrafos hasta la extenuación es el que se explica más abajo: Caldera quiere quitar el pan a la viuda. Caldera era el segundo de aquel gran duumvirato de mozos de estoques del incipiente Zapatero, que como es natural “incipiaba” sólidamente servido por la mentira, la atribución falsa y la malísima fe de Caldera y de Blanco.
En resumidas cuentas: con el socialcomunismo hay que estar alerta. Saber, por ejemplo, que jamás dirá la verdad. Saber que no siente nada por España sino por su poder en España: grande apego. Saber que es una locura, barrida por la historia y la razón, pero servida por unos muy buenos mecanismos de comunicación y unos muy avezados falsarios. Falsarios por dinero.
Si el socialcomunismo sigue siendo el gran obstáculo para la convivencia y se afianza con la infimita capacidad de olvido del pueblo español, cerciorarse de que, al menos, usted no va a olvidar ya ni el caso de los policías rojos hoy condenados, ni esto de abajo que hace referencia al PSOE, Caldera y las viudas sobre las que se cierne la sombra de la miseria. Dos asuntos que, si no se olvidan, si se convierten en lugares comunes ciertos, harán vacilar el poder socialista sobre sus grandes pies.
Hable el lector de cada nueva barbaridad zapatera, de cada nueva furia del comunista López Garrido, pero termine insistiendo: ¿Qué hay de las viudas a las que el gobierno quiere arrebatar la pensión? ¿Qué hay del comisario que, en pleno 11-M, encontraba y perdía mochilas, o sea, del comisario rojo y mandao? Construya hoy las herramientas para las elecciones de mañana. Y no olvide nunca.
MAITE VÁZQUEZ DEL RÍO
MADRID. El ministro de Trabajo, Jesús Caldera, reconoció ayer que en un futuro no muy lejano (que prefirió no concretar si será en esta legislatura) se deberá revisar la estructura de la pensión de viudedad, ante los cambios de la sociedad española, porque resulta «injusto» que personas que perciben rentas tengan una pensión de viudedad mientras el sistema público de pensiones cada vez tiene más gastos. En su opinión, el actual modelo «no es el modelo más adecuado que necesita la sociedad».
En un desayuno informativo organizado por la agencia Europa Press, Caldera precisó que la pensión de viudedad no va a desaparecer, porque es «justo que se mantenga cuando sea necesaria como renta de supervivencia», pero matizó que también se debe «pensar qué hacemos con el sistema en el futuro cuando esta pensión no es necesaria para la supervivencia». .En este sentido, concretó Caldera que los partidos políticos deberán abordar este problema cuando se renueve el Pacto de Toledo, y buscar el consenso con los agentes sociales, ya que «no parece razonable que sigamos manteniendo un gasto para personas que no lo necesitan», más aún cuando «dentro de quince o veinte años podemos encontrarnos con 15 millones de pensiones ordinarias y unos 7,5 millones de pensiones de viudedad». Y, por ello, «habrá que abordarlo —explicó— porque se incorporaría un gasto al sistema que lo haría imposible de sostener en el futuro».
Sólo para quienes la necesiten
Ante la incertidumbre que creó esta misma propuesta defendida por el entonces presidente de la Comisión no permanente del Pacto de Toledo del Congreso, Fernando Fernández de Trocóniz, que a la postre le llevó a presentar su dimisión, el ministro aseguró que las personas que necesiten esa pen-«(Són de viudedad para vivir no deben preocuparse.
Por si quedaba alguna duda, Caldera puso el ejemplo de una carta que había recibido, en la que un perceptor de una pensión de viudedad le decía que no le parecía justo estar percibiendo una pensión de viudedad de 900 euros (150.000 pesetas), cuando tenía un trabajado del que podía vivir holgadamente. Por ello, insistió el ministro, se deberá analizar si es compatible percibir una pensión de viudedad con una renta.
Quedan pocos escollos
Por lo que respecta a la futura reforma del sistema de las pensiones, que Caldera dijo podría estar consensuada con CEOE-Cepyme, CC.OO. y UGT a finales de este mismo mes ya que «no quedan muchos escollos» que salvar, el ministro confirmó que se van a endurecer los requisitos de acceso a la la jubilación parcial, pues en los últimos años es la opción a la que más empresas y trabajadores acuden. Esto está incrementando el gasto de estas prestaciones de forma «extraordinaria» en los últimos dos años, y podría en el futuro «poner en riesgo la estabilidad del sistema». En su opinión, el «relevo generacional se debe mantener, pero dando una garantía suficiente a la calidad de desempleo del jubilado parcialmente, a las cotizaciones que hay que aportar y a la antigüedad del trabajador que es relevado en la empresa». Con esta medida se pretende atajar un gasto creciente que, de continuar, «no podrá ser asumido en el futuro por el sistema». En cuanto a la estructura de las pensiones de viudedad, el ministro confirmó que la reforma sólo va introducir pequeños retoques. Uno de ellos afectará a las prestaciones que perciben las personas divorciadas, un aspecto que la actual normativa no establece claramente, y que se está incrementando cada año. "
Sobre estas pensiones, concretó que en pocos años las pensiones de viudedad a divorciados serán en el sistema unas 200.000.
Ante las nuevas necesidades que tiene la sociedad y los gastos cada vez mayores a los que debe responder el sistema de la Seguridad Social, se debe seguir con reformas que eliminen los gastos innecesarios.
Por otro lado, respondiendo a preguntas de los asistentes al desayuno, el ministro de Trabajo defendió la futura ley de atención a las personas dependientes, asegurando que es constitucional, pese a las críticas de los nacionalistas catalanes de CiU y los vascos del PNV. Precisamente, Trabajo empezó ayer a reunirse con representantes de estos partidos porque «de hacer caso a sus pretensiones, se debería suprimir esta ley».
* * * *
Es una lástima que se analice tan mal –y tan calladamente- la técnica informativa del socialismo, antediluviano en todo menos en el manejo de la información. El socialcomunismo es la confabulación de los descontentos. No de los normales, no, sino de los descontentos resentidos. Sabe cómo darles un uso no sanguinario –de momento- y, al carecer de pudor respecto a la verdad, sabe colocar las mentiras que considera necesarias en lugares preeminentes.
Bien cierto es que, en las manos socialistas, todo se vuelve falso, ya de uso, ya de abuso. Les funcionan perfectamente esos torpes diagnósticos de “Calumnia, que algo queda”, equivalente al “Miente, que algo queda”. No se trata de negar nada sino de incluir mentiras entre las verdades de modo que todo el sistema intelectual de una nación se convierta en una Terra Incógnita donde conocer lo real es en una empresa imposible.
MÉTODOS
La Universidad de Trapisonda, con esfuerzo, está haciendo un documentado análisis del método informativo con que el socialcomunismo lleva ciento cincuenta años aplastando al universo mundo y borrando cualquier traza de conocimiento de la verdad. Método que en España lleva demasiado causando estragos, especialmente porque nadie lo combate con la eficacia necesaria. Desarticularlo y hacerlo inviable es sencillo: basta con revelarlo e invitar a la gente a que encaje en él todas las informaciones que reciba ya del gobierno, ya del PSOE, ya de las sectas comunistas.
El socialismo y sus asociados no se defienden de las acusaciones, ni mucho menos si son verdaderas y documentadas: Las dan por no oídas. No las repiten para desmontarlas. Contraatacan con una serie de piezas fijas de su oratoria: La guerra del Irak (aunque siga enviando contingentes el mismo día para la de Afganistán); el Prestige, el batasuno PP (mientras parlamenta con los batasunos)… Crea, mediante la insistencia, lugares comunes a los que referirse como elementos de descalificación, y no siente ningún rubor por repetirse las veces que sea necesario. O sea, no va a remolque de la actualidad ni de lo que digan otros. Fabrica esa actualidad a su medida.
El socialcomunismo sabe muy bien que el público de los medios de comunicación es olvidadizo. No retiene ni argumentos ni frases ingeniosas. Ni siquiera noticias, que el gobierno puede desdecir al día siguiente sin que nadie se percate apenas ni escarmiente con estos cambios súbitos de la verdad y de la ideología. Sabe de sobra que, cuanto más gorda, mejor se recuerda la mentira hasta que, de repetición en repetición, se la equipara a la verdad. ¡Cómo se recordaría si alguna prensa o TV dijera que Zapatero va a divorciarse para casarse con otro señor! Será muy legal, sí, pero…
Sabe que lo que no se repite a menudo, se olvida. Como si no se hubiera dicho; como si no hubiera existido. Sabe que cualquier cosa que no se haya repetido lo suficiente, podrá ser negada antes de un año. Como sabe que la información masiva –la habitual en televisiones y radio y prensa- convierte en masa a los hombres sin necesidad de reunirlos en mítines o manifestaciones. Y el hombre masa es definitivamente crédulo, elemental, y se entrega a la pasión, generalmente baja, antes que a la razón. Con las masas no se razona: basta con arrearlas hacia una dirección oportuna, como el “sitio” a que se sometieron las sedes del PP el día de “reflexión” preelectoral.
La información triunfante del socialismo se basa, pues, en los tópicos que él mismo ha creado y condensado en meros substantivos o adjetivos: fascista, capital, Prestige, PP violento, derecha intolerante, iglesia oscurantista y devoradora de criterios, Estados Unidos, Bush… Si el lector necesita saber algunos más, no tiene sino escuchar al especialista señor Pepe Blanco o abismarse en la mente, nobel del camelo, del ministro Rubalcaba, patrón de espías y soplones, y espía él.
Pese a lo que se suele afirmar, el socialcomunismo no abre nuevos frentes. Mantiene vigentes tópicos antiguos y se atiene a ellos y a su repetición. ¿Alguien se queja de tanto envío de fuerzas al Afaganistán? Pues la “foto de las Azones” y la guerra del Irak: con eso ya tiene todo dicho, incluidas las mayores descalificaciones. ¿Alguien se cansa de tanto fervorín republicano? Fraga y su bañador y las bombas de Palomares al canto, o los cementerios clandestinos de víctimas del fascismo, que se dan por encontrados pero que no lo han sido porque no existen.
Lo que no se repite puede ser negado al día siguiente. Y se niega con desparpajo. El principio general se basa en algo sencillísimo: acusar al rival o al enemigo de lo que se es. Uno miente, pues llama mentirosos a los demás. Uno distrae dinero, pues llama ladrones a los otros. Uno es intolerante, pues los intolerantes son “ellos”. No falla, como tampoco lo hace ser gobierno y, a la vez, la oposición actual al gobierno de Aznar, a la monarquía de Alfonso XIII y al nazismo de Hitler.
Por todas estas consideraciones y por muchas más que no se citan en tan reducido espacio, Trapisonda recomienda la insistencia descarada. Ahora –y siempre- hay asuntos más que ponzoñosos que se olvidarán si no se mantienen vivos. Quizá valga la pena recomendar dos que apenas si aparecieron y desaparecieron en los medios de comunicación: la sentencia por detención ilegal, que involucra a Bono que mintió y al sistema todo cuando el fiscal, lejos de acusar como es su deber, defiende a los policías que detuvieron si razón y que están relacionados con las mochilas perdidas el 11-M y, quizá, con la información privilegiada que recibía el PSOE en la oposición antes que el gobierno “legítimo” del momento. Es asunto que, si llegan a conocerlo todos los españoles, será una bonita y permanente acusación para Zaparrubalcaba, por así decir.
El otro asunto que necesita luz y taquígrafos hasta la extenuación es el que se explica más abajo: Caldera quiere quitar el pan a la viuda. Caldera era el segundo de aquel gran duumvirato de mozos de estoques del incipiente Zapatero, que como es natural “incipiaba” sólidamente servido por la mentira, la atribución falsa y la malísima fe de Caldera y de Blanco.
En resumidas cuentas: con el socialcomunismo hay que estar alerta. Saber, por ejemplo, que jamás dirá la verdad. Saber que no siente nada por España sino por su poder en España: grande apego. Saber que es una locura, barrida por la historia y la razón, pero servida por unos muy buenos mecanismos de comunicación y unos muy avezados falsarios. Falsarios por dinero.
Si el socialcomunismo sigue siendo el gran obstáculo para la convivencia y se afianza con la infimita capacidad de olvido del pueblo español, cerciorarse de que, al menos, usted no va a olvidar ya ni el caso de los policías rojos hoy condenados, ni esto de abajo que hace referencia al PSOE, Caldera y las viudas sobre las que se cierne la sombra de la miseria. Dos asuntos que, si no se olvidan, si se convierten en lugares comunes ciertos, harán vacilar el poder socialista sobre sus grandes pies.
Hable el lector de cada nueva barbaridad zapatera, de cada nueva furia del comunista López Garrido, pero termine insistiendo: ¿Qué hay de las viudas a las que el gobierno quiere arrebatar la pensión? ¿Qué hay del comisario que, en pleno 11-M, encontraba y perdía mochilas, o sea, del comisario rojo y mandao? Construya hoy las herramientas para las elecciones de mañana. Y no olvide nunca.
Caldera, partidario de eliminar la pensión de viudedad a quienes perciban otras rentas
La reforma de las pensiones endurecerá los requisitos para acceder a la jubilación parcial
• El titular de Trabajo aseguró ayer que la prestación de viudedad se deberá revisar en el futuro en el marco del Pacto de Toledo, firmado por todos los partidos
• El titular de Trabajo aseguró ayer que la prestación de viudedad se deberá revisar en el futuro en el marco del Pacto de Toledo, firmado por todos los partidos
MAITE VÁZQUEZ DEL RÍO
MADRID. El ministro de Trabajo, Jesús Caldera, reconoció ayer que en un futuro no muy lejano (que prefirió no concretar si será en esta legislatura) se deberá revisar la estructura de la pensión de viudedad, ante los cambios de la sociedad española, porque resulta «injusto» que personas que perciben rentas tengan una pensión de viudedad mientras el sistema público de pensiones cada vez tiene más gastos. En su opinión, el actual modelo «no es el modelo más adecuado que necesita la sociedad».
En un desayuno informativo organizado por la agencia Europa Press, Caldera precisó que la pensión de viudedad no va a desaparecer, porque es «justo que se mantenga cuando sea necesaria como renta de supervivencia», pero matizó que también se debe «pensar qué hacemos con el sistema en el futuro cuando esta pensión no es necesaria para la supervivencia». .En este sentido, concretó Caldera que los partidos políticos deberán abordar este problema cuando se renueve el Pacto de Toledo, y buscar el consenso con los agentes sociales, ya que «no parece razonable que sigamos manteniendo un gasto para personas que no lo necesitan», más aún cuando «dentro de quince o veinte años podemos encontrarnos con 15 millones de pensiones ordinarias y unos 7,5 millones de pensiones de viudedad». Y, por ello, «habrá que abordarlo —explicó— porque se incorporaría un gasto al sistema que lo haría imposible de sostener en el futuro».
Sólo para quienes la necesiten
Ante la incertidumbre que creó esta misma propuesta defendida por el entonces presidente de la Comisión no permanente del Pacto de Toledo del Congreso, Fernando Fernández de Trocóniz, que a la postre le llevó a presentar su dimisión, el ministro aseguró que las personas que necesiten esa pen-«(Són de viudedad para vivir no deben preocuparse.
Por si quedaba alguna duda, Caldera puso el ejemplo de una carta que había recibido, en la que un perceptor de una pensión de viudedad le decía que no le parecía justo estar percibiendo una pensión de viudedad de 900 euros (150.000 pesetas), cuando tenía un trabajado del que podía vivir holgadamente. Por ello, insistió el ministro, se deberá analizar si es compatible percibir una pensión de viudedad con una renta.
Quedan pocos escollos
Por lo que respecta a la futura reforma del sistema de las pensiones, que Caldera dijo podría estar consensuada con CEOE-Cepyme, CC.OO. y UGT a finales de este mismo mes ya que «no quedan muchos escollos» que salvar, el ministro confirmó que se van a endurecer los requisitos de acceso a la la jubilación parcial, pues en los últimos años es la opción a la que más empresas y trabajadores acuden. Esto está incrementando el gasto de estas prestaciones de forma «extraordinaria» en los últimos dos años, y podría en el futuro «poner en riesgo la estabilidad del sistema». En su opinión, el «relevo generacional se debe mantener, pero dando una garantía suficiente a la calidad de desempleo del jubilado parcialmente, a las cotizaciones que hay que aportar y a la antigüedad del trabajador que es relevado en la empresa». Con esta medida se pretende atajar un gasto creciente que, de continuar, «no podrá ser asumido en el futuro por el sistema». En cuanto a la estructura de las pensiones de viudedad, el ministro confirmó que la reforma sólo va introducir pequeños retoques. Uno de ellos afectará a las prestaciones que perciben las personas divorciadas, un aspecto que la actual normativa no establece claramente, y que se está incrementando cada año. "
Sobre estas pensiones, concretó que en pocos años las pensiones de viudedad a divorciados serán en el sistema unas 200.000.
Ante las nuevas necesidades que tiene la sociedad y los gastos cada vez mayores a los que debe responder el sistema de la Seguridad Social, se debe seguir con reformas que eliminen los gastos innecesarios.
Por otro lado, respondiendo a preguntas de los asistentes al desayuno, el ministro de Trabajo defendió la futura ley de atención a las personas dependientes, asegurando que es constitucional, pese a las críticas de los nacionalistas catalanes de CiU y los vascos del PNV. Precisamente, Trabajo empezó ayer a reunirse con representantes de estos partidos porque «de hacer caso a sus pretensiones, se debería suprimir esta ley».
El Rector Subgeneral Manolo, el “escamao”.
posted by Miguel P @ 1:53 p. m.
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Sin Camelos